Entre el mar Báltico y los bosques infinitos, Estonia emerge como un destino que combina a la perfección la magia medieval y la innovación contemporánea. Su capital, Tallin, es un tesoro arquitectónico donde las murallas del siglo XIII se mezclan con cafés de diseño y start-ups tecnológicas, creando un ambiente vibrante y lleno de contrastes. Cada rincón del país refleja una historia fascinante: desde los castillos que se asoman al mar hasta las aldeas que conservan tradiciones ancestrales.

Más allá de su rica herencia cultural, Estonia seduce por su naturaleza intacta y su espíritu de bienestar. Los paisajes costeros, los parques nacionales y las islas del archipiélago báltico invitan a desconectar y reconectar con lo esencial. Spas de lujo, hoteles boutique y experiencias gastronómicas de vanguardia completan la propuesta de un destino exclusivo, auténtico y sorprendentemente sofisticado. Estonia es el lugar donde el tiempo se detiene, pero la inspiración nunca se apaga.